Lars y una chica de verdad, de Craig Gillespie

En un pequeño pueblo junto con su hermano y su cuñada embarazada vive Lars, un chico tímido y dulce, traumatizado porque su madre murió al darle a luz. Tiene un trabajo anodino a las órdenes de un jefe horrible y una compañera a quien gusta sin que Lars se haya percatado. Cuando al fin lleva a casa a Bianca, la chica de sus sueños, resulta que es una muñeca comprada por Internet. Alentados por la doctora del pueblo, todos deciden seguirle la corriente. Así lo que parecía una historia grotesca se convierte en una comedia digna de Frank Capra, llena de personas buenas, caritativas que ayudarán a Lars en su sanación.

El director australiano Craig Gillespie se aleja de los elementos ñoños o patéticos de la historia y la transforma en una película idealista, divertida y llena de valores. Hay que resaltar especialmente su reivindicación de la caridad cristiana, el valor de la comunidad y de la fantasía como un camino posible para el redescubrimiento de la realidad. También destaca el tratamiento que recibe la religión, retratada a través de la sencilla piedad y el firme sentido moral del protagonista, y de la compresión del pastor del pueblo. Por ejemplo, en una encendida discusión sobre Bianca, la amiga de Lars, la resuelve con: “¿Qué haría Jesucristo en esta situación?”.

Otra nueva joya del cine indie, poco vista en nuestros cines. Recomendada para los jóvenes de corazón.