Mil años de oración, de Wayne Wang

El Sr. Shi, un viudo de Pekín, va a visitar a su única hija, Yilan, a los EE.UU. Yilan se acaba de divorciar y su padre quiere ayudarle a rehacer su vida. El Sr Shi está decidido a que Yilan recupere su matrimonio, pero su hija no quiere que él conozca las causas del divorcio. Desconcertado, el Sr. Shi se aventura en la gran ciudad.

Cuando a Madam, una señora mayor que huyó de la Revolución Iraní, se inicia entre ambos una amistad, que finaliza cuando el hijo de Madam la envía a un asilo. Enfrentado tanto a las revelaciones de Madam como a la confrontación con Yilan, algo para lo que el Sr. Shi no estaba preparado, acabará por cambiar su visión de las cosas.

Una nueva obra del director de Smoke, la película que realizó con Paul Auster y que fue multi premiada, que nos muestra  el contraste y el desencuentro entre este superviviente de la Revolución Cultural de Mao y su  hija que se ha adaptado a la vida americana. Wang nos habla del viejo problema de la comunicación, común en oriente y occidente. Entre padre e hija se plantea la dificultad de expresarse en su propio idioma, y de encontrarse en la vida deshumanizada de la ciudad. Su relación está descrita con profundidad y elegancia, mostrando la desolación y la impotencia que puede sentirse ante el sufrimiento de los seres que amamos. Muy recomendada para los que disfrutan del cine espiritual con estilo personal.